¿Surfear sobre olas de tsunami? No suena sensato, tampoco posible. Más allá de tamaños, la velocidad e intensidad serían demoledoras y de un peligro incomparable a cualquier clase de reto que suelen protagonizar los surfistas de olas grandes.

Los tsunamis pueden ocasionar olas de potencia y rapidez extremas, creciendo en peso y masa a medida que avanzan hacia las zonas costeras. De hecho, llegan a alcanzar velocidades de entre 100 y 500 millas por hora, concentrando y transportando toneladas de energía antes de impactar contra obstáculos.

Intentar surfear olas de tsunami es, prácticamente, inviable. No se puede, lisa y llanamente porque sus olas carecen de caras o secciones definidas. Sin una superficie plana donde la tabla pueda “agarrar” o mejor dicho, adherirse, prácticamente no se podría.

Las olas de tsunami no tiene cara, sino que son una pared de corrientes de aguas pesadas viajando a gran velocidad y con tremenda potencia, pudiendo incluso extraer basuras y escombros del fondo del océano y así crear un lavarropas mortal.

Una exagerada y frecuente representación de una ola de tsunami

La postal más recurrente de los tsunamis consiste en una colosal ola gigante formándose en el horizonte, rompiendo bajo la forma de una cresta elevándose sobre la costa. Una imagen que poco se asemeja a la realidad.

Ironías de la Naturaleza o lógicas sísmicas, lo cierto es que en aguas profundas de océanos abiertos, las olas de tsunami generalmente llegan a menos de un metro de altura y viajan a 1.000 kilómetros por hora.

Pero al acercarse en aguas poco profundas a lo largo de la costa, el borde delantero de la ola comienza a disminuir y el resto comienza a “amontonarse” detrás de ella. Cuando llega a la costa, la cresta de ola de los tsunamis puede alcanzar varios metros de altura.

El tsunami de Bahía Lituya, por ejemplo, provocó una descomunal ola de más de 500 metros. Algunos científicos creen que tsunamis incluso más grandes han ocurrido hace mucho tiempo, cuando los asteroides, o meteoritos grandes, cayeron en el océano“, indica la NOAA en una de las respuestas de sus preguntas frecuentes vinculadas a tsunamis.

Las mediciones en los últimos 10 años han documentado una altura máxima de onda de 32 metros en Okushiri, Japón, y de 26 metros de altura en la Isla de Flores, Indonesia. Estos valores fueron excepcionalmente altos debido a situaciones topográficas y batimétricas que eran algo especiales. Más comúnmente, las alturas de 10 tsunamis destructivos ocurridos en el Pacífico desde 1990, oscilaban entre 3 y 15 metros“.

Pero más allá de tamaños, incluso las olas más pequeñas generadas por tsunamis pueden ser mucho más turbulentas y peligrosas que las míticas olas grandes que acostumbran a desafiar los surfistas.

Cuando un tsunami se aproxima, el mejor refugio es en el interior y en lo alto.


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