Aquellos surfistas que se lanzan al mar desde que tienen memoria, tarde o temprano en algún momento de sus vidas pueden desarrollar algún grado de exóstosis, o también llamado oído de surfista, afección originada a lo largo del tiempo ante el continuo contacto con el agua y los vientos, sobre todo en regiones de climas muy fríos…

Sin la debida protección, puede producirse un aumento anormal de hueso en el conducto auditivo externo. Ese fenómeno se conoce con el término médico de exóstosis y comúnmente afecta a nadadores o surfistas, especialmente de aguas frías.

Pero lo que se conoce como oído de surfista también afecta a esquiadores, personas que practican navegación, kayak, buceo o pesca, así como a otros deportistas o trabajadores que se encuentran bajo la frecuente exposición de vientos y aguas frías.

La exóstosis provoca un crecimiento atípico del hueso que recubre el conducto auditivo, encargado de proteger al tímpano de condiciones extremas del exterior. Realizar continuas labores, pasatiempos o pasiones al aire libre y bajo condiciones extremadamente frías, puede producir a la larga este tipo de problemas.

Se trata de una condición anómala y de progresión silenciosa, con pocos síntomas a la vista.

Si surfeas, navegas, nadas o buceas en temperaturas de agua inferiores a 15,5 ° C, hay más probabilidades de desarrollar exostosis severas, según indica un informe publicado en Surfer Today.

Si bien en la mayoría de los casos se trata de cuadros leves, para evitar males mayores resulta clave el uso de gorros, tapones, trajes de neopreno con capa, u otra clase de implementos surferos para dar protección a los oídos. Quienes practican surf y otras actividades durante años e inmersos en ambientes muy fríos, deben especialmente proteger sus oídos.

De hecho, el denominado oído de surfista o exóstosis, generalmente se produce en deportistas que han llegado ya a los 30-40 años, tras décadas de surfing sin protección auditiva.

La longboarder Julie Cox sufrió en 2015 la afección conocida como oído de surfista…

En casos extremos, esta afección genera infecciones en el oído e incluso pérdida de la audición, o la necesidad de intervenciones quirúrgicas. 

La longboarder Julie Cox sufrió esta afección y contó desde su blog qué sabe ahora tras su operación y qué debió haber hecho:

Llevo un par de semanas sin ingresar al agua para recuperarme de una operación de oído de surfista. Ojalá el surfing me hubiese facilitado unos poderes especiales para calcular la velocidad de las olas y las buenas condiciones. Pero no, en lugar de haber desarrollado agallas o membranas interdigitales como los patos, resulta que me ha dejado oído de surfista. El oído de surfista, o exostosis del  canal auditivo externo, es un crecimiento anormal del hueso del canal del oído causado por la repetida exposición al agua y viento fríos. El hueso crece para proteger al tímpano, pero el canal se estrecha y se bloquea más fácilmente con el agua que entra y la cera (¡asqueroso!) Este crecimiento ocurre muy lentamente, a lo largo de muchos años, y puede ralentizarse llevando tapones o capucha de neopreno cuando se surfea. Básicamente, mi oído estaba intentando protegerse y evitando que el agua y el viento fríos entraran. Tenía que haber llevado tapones en los oídos todas las veces, especialmente en esas sesiones vespertinas en Pleasure Point”.


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