De acuerdo al último reporte del Índice Mundial de Riesgo 2016, Costa Rica se sitúa en el octavo puesto a nivel mundial y en segundo lugar dentro de Latinoamérica, siendo uno de los países con mayor riesgo a padecer desastres naturales. Vanuatu ocupa la primera posición del mundo, seguido de Tonga y Filipinas.
Según el último reporte publicado por la World Risk Index de la United Nations University, los estados insulares del Pacífico, Vanuatu y Tonga, tienen los mayores niveles de riesgo a nivel global, ocupando el primero y segundo lugar respectivamente.
A nivel de regiones, el mayor Índice Mundial de Riesgo 2016 se encuentra en Oceanía, Sudeste de Asia, América Central, América del Sur y el Sahel. De América Central, Guatemala es la nación con el mayor índice de peligro.
Este estudio efectúa un análisis de la infraestructura de unos 170 países. “La suficiente y bien construida infraestructura crítica, pueden limitar el impacto que los desastres naturales pueden causar en términos de pérdida de vidas y daño económico”, declaró Matthias Garschagen, director del World Risk Report.
La infraestructura orientada a minimizar los impactos humanos y económicos causados por desastres naturales incluye desde la construcción de redes eléctricas a vías de transporte de alta calidad. Si no están destruidas ni en mal estado, las carreteras son una de las tantas vías de acceso para recibir ayuda rápidamente.
“Las zonas remotas tienen una especial necesidad de inversiones en infraestructuras específicas. A menudo están mal conectadas por carreteras u opciones de transporte alternativas, y al mismo tiempo, se ven afectados por los altos niveles de pobreza y la falta de acceso a mercados y servicios sociales”, dice el Dr. Garschagen.
“La comunidad internacional debe aumentar la inversión en la infraestructura crítica antes de que ocurra un desastre. Actualmente nos hemos centrado demasiado en el alivio a corto plazo después de un desastre, prestando poca atención a garantizar que la infraestructura resiliente está en su lugar antes de que ocurran los riesgos”.
En las economías emergentes y los países en desarrollo, la infraestructura tiende a ser de calidad insuficiente, “lo que contribuye a la vulnerabilidad de un país, especialmente en lo que respecta a hacer frente a una situación de desastre”.
Por mencionar algunos ejemplos, en África se extienden apenas 65 kilómetros de carreteras pavimentadas por cada 100.000 habitantes, en comparación a los 832 kilómetros que tiene Europa o los 552 kilómetros de las Américas.
Esta situación provoca que un menor número de personas puedan trasladarse por rutas de transporte y en consecuencia, una menor cantidad de alternativas en caso de que la carretera principal a una zona afectada se vuelva intransitable.
A la hora de determinar el Índice de Riesgo Mundial de cada país, además de la subcategoría “infraestructura pública”, otro de los criterios se refiere a su exposición ante los peligros naturales, en relación al porcentaje de población que vive dentro del alcance de los peligros potenciales, ya sean tormentas, terremotos, aumentos del nivel del mar, maremotos, sequías o inundaciones.
Por otra parte, también se analiza la vulnerabilidad de un país; es decir, su predisposición a sufrir daños tras ser golpeado por un desastre natural, considerándose para ello la susceptibilidad dentro del sistema, la capacidad de adaptación a corto plazo y a largo plazo para hacer frente a los peligros.
Entre los 15 primeros países con mayor vulnerabilidad de este 2016, 13 se encuentran en África, a excepción de Haití y Afganistán. Estos lugares experimentan un alto potencial de daño cuando son azotados por un desastre natural.
El caso, por ejemplo, de Países Bajos demuestra cómo el riesgo a padecer fenómenos naturales no necesariamente implica problemas también de adaptación y recuperación.
Si bien tiene una exposición muy alta a peligros y posibles tormentas, aumento del nivel del mar o inundaciones, al mismo tiempo es uno de los países con menor vulnerabilidad debido a su elevada capacidad de afrontamiento a corto y largo plazo. Por esto, en términos de riesgo global, Países Bajos se sitúa en la posición 49.
Sin embargo, Bangladesh posee un nivel de exposición similar al de Países Bajos, aunque su índice general de riesgo es mucho mayor, dada su alta vulnerabilidad, susceptibilidad y una severa ausencia de capacidad de adaptación a corto plazo y largo plazo.
El reciente informe supone otra exhortación a la comunidad global para destinar sus recursos en infraestructura resistente y resalta, nuevamente, la importancia de abordar ciertos fenómenos de la naturaleza con la debida gestión humana del territorio para así tratar, a tiempo, de mitigar sus impactos.