La comunidad de surfistas de Costa Rica está de luto, tras la triste muerte de Weslin “Campbell” Cardoza. El pasado viernes esta joven promesa del surfing tico sufrió un accidente, fruto de un golpe en la cabeza que recibió de una tabla suelta que utilizaba una surfista principiante en playa Banana, Santa Teresa.
Si bien las versiones en torno al hecho cambian según los testigos y sus ubicaciones en el momento, todo indica que se trató de un accidente. El triste episodio avivó la polémica en torno a la necesaria responsabilidad que deben asumir tanto las escuelas de surf como los propios surfistas principiantes a la hora de entrar al mar.
El pasado viernes, durante una tarde de invierno en Costa Rica, algunos surfistas afirman haber visto a Weslin “Campbell” Cardoza en una ola y también a una turista a quien se le soltó su tabla. Otros señalan que la mujer iba remando hacia adentro y luego de cruzarse con Weslin, abandonó su tabla, la cual golpeó la cabeza del joven.
El surfista no llevaba leash, por lo que desapareció de la vista de los testigos del accidente, que de inmediato comenzaron la búsqueda. En ese entonces, el mar se encontraba revuelto y no fue posible encontrarlo. En una intensa búsqueda que se extendió desde el atardecer del viernes hasta el sábado a la mañana, su cuerpo fue hallado a las 10:30 AM unos kilómetros al norte, entre las playas de Banana y La Lora.
Weslin “Campbell” Cardoza tenía 15 años. Este martes 1° de noviembre habría cumplido 16 años. El joven surfista local de Santa Teresa competía en etapas del Circuito Nacional, así como del Circuito Guanacasteco de Surf. Procedente de Nicaragua, había llegado a Costa Rica junto a su madre cuando era niño.
Tal como publicó Surfline, la comunidad del surfing de Costa Rica “ya se empezó a pronunciar en un llamado a más responsabilidad por parte de las escuelas de surf y rentas de tablas, quienes venden un producto del que muchos no se responsabilizan”.
“La promesa de pararse en una tabla durante unas vacaciones tropicales, muchas veces viene llena de negligencia; al llevar a sus estudiantes a puntos que no son para aprender, las escuelas les crean a sus clientes la idea de que están listos para meterse al lineup con todos los demás. Al día siguiente cuando van a estos puntos por su cuenta con una tabla rentada que aún no saben controlar, se convierten en un peligro potencial para todos y al momento en que ocurre una tragedia no hay un solo responsable. Ni un seguro que cubra a terceros. Ni siquiera alguien a quién pedir explicaciones”, cuestiona la publicación.
En este 2016, el joven se encontraba entusiasmado, pues empezaría a competir en algunas fechas del Circuito Nacional de Nicaragua, donde había sido invitado con miras a formar parte de la Selección Nacional Junior de Nicaragua.
Ahora, el joven vivirá por siempre en el recuerdo de quienes lo conocieron y extrañan…
