Después de diez años de entrar y salir de la depresión y la ansiedad, Grant Trebilco sufrió un episodio maníaco tras el que acabó ingresado en el ala de psiquiatría del Manly Hospital de Sídney (Australia).

Se le diagnosticó trastorno bipolar y estuvo en el hospital 10 días, haciendo frente a una enfermedad que se había adentrado en su vida y de la que nunca había hablado.

“Fueron los 10 días más duros de mi vida. Después de haberlo escondido durante tanto tiempo, estaba en un sitio donde todo el mundo luchaba contra ello”, comenta Trebilco a la edición australiana de The Huffington Post.

Cuando salió del hospital, hizo las maletas y se fue de Australia para volver a Nueva Zelanda a estar con su familia. Allí fue capaz por fin de comenzar con la recuperación, que consistió en salir a hacer surf con su padre, quien también padece el trastorno de bipolaridad. Bastó con eso.

“Recuerdo que un día cogí una ola y, aunque no fue la mejor ola de mi vida, era la primera vez en mucho tiempo que sonreía de verdad, como si ya no me sintiera entumecido”.

Hacer surf de un modo terapéutico se está convirtiendo en una práctica cada vez más extendida en todo el mundo, y se ha empleado para ayudar a los soldados a lidiar con el trastorno de estrés postraumático en Reino Unido y en Estados Unidos.

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El profesor Michael Baigent, que forma parte de la junta directiva de Beyond Blue (una iniciativa creada para concienciar sobre la ansiedad y la depresión), también es surfero.

Según Baigent, pese a que el surf no se ha formalizado aún como forma de terapia, puede desempeñar un papel muy importante en la recuperación de una enfermedad mental.

“Practicar una actividad de ocio de un modo informal y tener esperanza en algo activo resulta muy beneficioso. Y sabemos, gracias a investigaciones que se han hecho sobre el tema, que el ejercicio puede ser beneficioso en casos de depresión leves”, afirma.

En palabras de Baignent, sus beneficios residen en la capacidad que tiene el surf para hacernos vivir el momento: “El surf es como muchas actividades de alto impacto, requiere concentración y niveles de energía elevados. Y es muy divertido. Hace que quienes lo practican se centren en el momento, evitando así que piensen en otras cosas; y eso puede ser verdaderamente beneficioso”.

“Centrarse en el momento significa pensar exclusivamente en lo que se está haciendo. Y no preocuparse por otros asuntos que puedan tener relación con la salud mental”, explica al HuffPost Australia.

Cuatro años después, y junto a Sam Schumacher y Joel Pilgrim, Trebilco dirige OneWave, una comunidad sin ánimo de lucro que utiliza el surf y el agua salada como terapia para recuperarse de una enfermedad mental.
Cada semana, en playas de todo el mundo, se celebra el Fluoro Friday: una sesión de surf a primera hora de la mañana en la que se anima a los asistentes a disfrazarse, a compartir sus historias y a practicar juntos este deporte.

“El mensaje de OneWave es que no pasa nada por no estar siempre bien; la salud mental es un aspecto perfectamente normal de la vida que tenemos que aceptar y del que necesitamos hablar”, afirma Pilgrim, que es terapeuta ocupacional y mánager de OneWave.


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