Con este título, podemos imaginarnos en una playa desierta, sentados en postura de meditación en la orilla, con el murmullo de las olas y de nuestra respiración por únicos sonidos, pero… Nosotros hoy vamos a hablaros de esa meditación que podéis hacer en esas playas en las que resuenan las risas de los niños, las conversaciones sin fin de los no tan niños y la canción del verano en el chiringuito… Porque el silencio interior del que nos habla el yoga, es una consecuencia de la práctica y la voluntad.
Sentado, trabaja en dirigir tu atención a voluntad, no hacia el estímulo externo más poderoso, si no hacia donde tú elijas (el sonido del mar, tu respiración, el sonido del viento pasando entre los árboles…) e intenta sostenerte en ese momento presente. Cuando seas consciente de que un pensamiento o proceso mental te ha sacado de ese observar de tu respiración, suavemente vuelve a donde estabas al principio: a observar aquí y ahora.
Este tipo de meditación sobre un objeto (sonido, imagen, respiración…) nos resulta muy efectivo cuando nos cuesta sostenernos en el momento presente debido a estímulos externos.
A veces, cuando no podemos hacer nada por cambiar una situación (una playa atestada de personas que se disponen a disfrutar del día, como tú) lo único que nos queda es cambiar la actitud con la que respondemos a esa situación.
Así que, antes o después de surfear… Asanas y meditación, da igual que no estés en Bali.